domingo, 26 de septiembre de 2010

Rumbo a Korah Kirk

Tras un corto rato de espera, el caballero volvió a la embarcación con una sonrisa.
-Perfecto, todo esta apunto, partamos-
El caballero subió, soltaron amarras y empezaron su viaje.
Susan se percato de que al avanzar sobre el agua, apenas notaba movimiento. Parecía como si andasen sobre suelo firme.
Se asomo por la borda y pudo observar que la parte baja se fundía con el agua, como si formase parte de ella.
- Mirad, ¡estamos protegidos!- dijo con voz alegre.
- Por lo menos el viaje será agradable - dijo Azriel asomándose también por la borda.
El principio del viaje fue bastante agradable. Los cuatro personajes estaban en babor manteniendo una conversación agradable.
Azriel y el caballero contaron algunas de las aventuras que habían corrido juntos, y Susan y Erik estuvieron hablando un poco acerca de sus propias vidas.
A medio día, después de comer un poco, mientras los demás dormían, el caballero salio fuera y se apoyo en la barandilla para observar la tranquilidad de las aguas.
De repente, a lo lejos, pudo observar como un pequeño remolino se formaba sobre las aguas. Este se iba haciendo un poco más grande conforme avanzaba la nave...
Instintivamente Azriel y Erik sacaron sus armas. El caballero oscuro echo mano a los remos.
-De poco nos sirven las espadas ahora, suponiendo incluso que el remolino lo cause algo vivo... Si nos hunde, solo harán que nos ahoguemos más rápido. Intentemos alejarnos
A pesar de que remaron con más y más fuerza el remolino iba atrayéndoles, ya que cada vez se hacía más grande. Estaban tan cerca que su embarcación sentía fuertemente los temblores del mar. De repente una especie de dragón marino enorme apareció ante ellos. Al verlo, el caballero oscuro le reconoció al instante y exclamó:
-¡¡Syldra!!

Remaban y remaban hacia el lado contrario, pero por mucho que lo intentaban, eran atraídos hacia la bestia.
El dragón marino miraba hacia su nueva presa con ansia de devorar todo lo que hubiese dentro.
El caballero oscuro se planto en cubierta de cara a la criatura, esperando el inminente encontronazo.
Al estar frente a la criatura, esta vio la figura del caballero. De sus fieras fauces salio una voz atronadora.
- Caballero oscuro, nos volvemos a encontrar... -
Los ojos del caballero se volvieron rojizos y comenzó a silabear uno de sus conjuros.
Azriel levanto su mano hacia el cielo y su espada surgió de su brazo.
La pelea era inminente...
La criatura abrió en una mueca espectral su enorme boca, y una enorme bola de fuego se comenzó a fraguar en su interior.
De repente, los ojos de la criatura se abrieron de forma desorbitada. La gran bola de fuego que se avecinaba, comenzó a bajar su volumen hasta que desapareció.
Erik había aparecido de repente tras el caballero...
El dragón intento cargar contra Erik, pero el caballero le cubrió con su cuerpo, mientras invocaba un hechizo de protección. Erik cogió la ballesta que el caballero había usado contra el Titán, pero el dragón se defendía bien, intentaba volcar la balsa, ya que sin ella, estarían a su merced. De repente el dragón desapareció bajo las aguas para tirar el bote desde abajo.
-¡Azriel! Sujeta fuerte a Erik y Susan - grito a no más poder - ¿Recuerdas que no se pueden teletransportar a más d 3 personas? Si este bicho nos tira, recita este conjuro - le dijo dándole un papel - y os sacara de aquí
-¿Y tú que harás?
-Ya se me ocurrirá algo. Pero sobre todo, ¡no les sueltes!
Azriel cogió con ambas manos a Susan y Erik, y abrió el pergamino.
El caballero oscuro mientras comenzó a invocar un conjuro, sus ojos escupían fuego.
Empezó con un susurro, y las palabras arcanas que brotaban de sus labios iban subiendo el tono de voz, hasta que la última se fundió en un gran grito.
De las manos del caballero surgió una bola azulada que se iba elevando hacia el cielo... conforme iba subiendo, iba creciendo en tamaño. Con un movimiento enérgico de sus brazos, dirigió la bola hacia la criatura dándole de lleno.
Sobre el dragón cayo una terrible descarga eléctrica dejándolo algo atontado, pero no lo suficiente.
De repente Erik se soltó de los brazos de Azriel y dirigió su mirada hacia el dragón. Este desvió su vista del caballero dirigiéndola hacia Erik. Erik llevo su dedo hacia sus labios, y la criatura ante tal gesto quedo sorprendida...
Ante el asombro de Azriel y el caballero, la criatura se introdujo dentro de las aguas, y el remolino que circulaba su contorno fue desapareciendo poco a poco...
Nadie decía nada. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Un silencio estremecedor había invadido todo. El primero en romper ese silencio fue el caballero oscuro.
- Al final, sois vosotros los que nos tenéis que proteger - bromeó - Por eso, en contra de nuestra razón, nuestro instinto decía que no os debíamos abandonar ¿cierto Azriel?
Aun así y todo tardaron mucho en reaccionar. Nadie parecía atreverse a preguntar como Erik había conseguido espantar al dragón. El caballero era el único que no parecía inmutarse, tomo los remos, y siguió hablando.
- He oído leyendas acerca de gente que puede entenderse con los monstruos estos, que conocen su idioma. Nosotros, torpes humanos, reaccionamos instintivamente, queriendo eliminar a la criatura. Seguramente solo quiso defender su territorio. ¿Tú que opinas, Erik?
- Yo creo que solo hay que entenderlas. Es como cuando entra alguien a tu terreno... intentas defender tu territorio... yo lo veo igual.
- Esta bastante claro, y lo acabas de demostrar- dijo el caballero mirando a Azriel de reojo
Esta aun no había salido de su asombro... no podía parar de mirar a Erik.
- Realmente, este va a ser un viaje interesante- dijo Azriel.- Tengo un millón de preguntas que hacer, pero creo que si las formulo, se perderá el encanto.
- Estoy completamente de acuerdo, así será mas divertido-
Erik mostró una gran sonrisa de complicidad - yo también estoy de acuerdo-
Los acontecimientos que iban surgiendo eran sorprendentes, realmente los dos escondían algo realmente misterioso, pero por alguna extraña razón, ni Azriel ni el caballero desconfiaban de ellos... simplemente se dejaban llevar, se fiaban de su instinto. El caballero oscuro estaba acostumbrado a que hay ciertas cosas que no se podían ver con los ojos, solo con el corazón. La noche caía, el sueño se iba apoderando de ellos.
-Será mejor que nos turnemos, hagamos 2 turnos de sueño - dijo el caballero - mientras unos duermen los otos dos reman y luego al revés. No solo por que ganaremos tiempo, además evitaremos ir a la deriva. ¿Quiénes dormirán ahora?
- Yo no tengo sueño, puedo hacer la guardia primero- dijo Erik.
- Yo puedo hacer la guardia con él, yo tampoco estoy cansada- contesto Susan.
- Bien- dijo el caballero. -pues entonces lo haremos así, primero vosotros, y después iremos nosotros-
Mientras los otros dos se disponían a dormir, Susan y Erik se sentaron a los remos.
- La noche parece tranquila, espero que todo vaya bien- dijo Erik.
Ambos mantuvieron una animada conversación mientras hacían su vigilancia.
Erik comenzó a recordar viejos tiempos e hizo sonreír a Susan de esa manera que a él tan loco le volvía.
De repente la sonrisa de Susan se enturbio. Su faz se quedo seria, con la mirada perdida en el infinito...
- Susan, ¿que ocurre?-
- Mi padre empeora... -
No quiero perderlo. No así. Erik, ¿y si no llegamos a tiempo? ¿Y si fracasamos? Dios mío, no quiero ni siquiera imaginar...
Susan no dijo nada más, se echo a llorar en brazos de su amado. Erik soltó los remos. No importaba nada, ni el frío, ni el rumbo, ni el tiempo, ni el mar, ni la muerte, ni el peligro...
Susan necesitaba consuelo, le necesitaba a él. No sabía que decir, no sabia expresar como su corazón sufría por su amada, quería llegar a su corazón, pero en ese momento se sentía torpe, confuso, perdido...
- Ya verás Susan como sí. Además, ahora ni siquiera estamos solos, tenemos ayuda. Conseguiremos salir de esta, a tu padre le queda mucho aún por vivir...
Mientras Erik tenia en sus brazos a su amada, frente a ellos apareció un pequeño islote. Ambos se pusieron en pie y, apoyados en la barandilla de la embarcación se quedaron observándolo.
- No recuerdo que en el mapa apareciese ningún islote por este sitio... - dijo Erik algo preocupado
- ¡Mira! - dijo Susan sobresaltada señalando hacia el trozo de terreno flotante.
La luz de la luna bañaba las aguas y la naturaleza que se posaba sobre él.
No muy profundo, se podía vislumbrar un árbol que ambos conocían.
- Es igual que el que nos encontramos en aquel pueblo ruinoso, ¿lo recuerdas? - dijo Susan.
Las ramas del árbol desprendían un brillo mágico.
Sus hojas brillaban incluso mas que el que habían visto con anterioridad. El aire susurraba unos cánticos muy agradables a sus oídos. De repente, las hojas del árbol comenzaron a moverse, se desprendían de las ramas. Volaban gracilmente.
La suave luz que desprendían se desplegó a lo largo de la orilla, y, Erik puso ver como uno de esos destellos se acercaba a ellos.
Cuando estaba a su altura, se quedaron sorprendidos.
Era una criatura femenina minúscula, con el cuerpo cubierto por pequeñas hojas y florecillas. Su cabello era corto, y tenia unas pequeñas orejas puntiagudas...
Jamás habían visto criatura semejante. No sabían que era, si era peligrosa o no, pero parecía tenerles hipnotizados. Ella les miraba, curiosa, a la vez que se agazapaba tras el árbol.
Algo les atraía hacia allá. La extraña criatura se escondió más, al ver como se acercaban. Parecía miedosa, pero no les quitaba ojo d encima con esa penetrante mirada suya... Al acercarse tanto al islote, la barca se tambaleo, despertando a los otros dos ocupantes. Instintivamente el caballero oscuro cogió el remo para cambiar de rumbo
-Tened cuidado, no vayamos a encallar
-¿Qué criatura era esa? ¿Qué es lo que acabamos de ver? - pregunto Susan
- Son hadas de la luz. Moran en los árboles como el que acabáis de ver. Son criaturas benévolas, y estar con ellas crea una situación de suma tranquilidad. La calma y el sosiego están asegurados cuando hay alguna cerca. Sus cantos te llevan a un estado tal, que todas tus preocupaciones se difuminan, y solo queda gozo en tu alma. Precisamente eso es lo malo, no son malas criaturas, pero serias capaz de pasar diez lustros con ellas, y no te enterarías.- Dijo el caballero mientras tomaba el rumbo de nuevo.
Susan quedó mirando el islote, y ante su sorpresa, desapareció delante de sus ojos.
- Id a descansar, es nuestro turno- dijo Azriel desperezándose.
Ambos se metieron bajo sus mantas y en pocos segundos el sueño los venció.
- Debemos remar un poco más rápido de lo habitual Azriel, este descuido nos ha desviado un poco de nuestro rumbo y vamos mal de tiempo. Mientras ambos hacían la guardia, vi que la mujer tenia una especie de premonición, y escuche como decía que su padre empeoraba-
La cara de Azriel cambio por completo. Su faz se quedó completamente seria y sus ojos se perdieron en la nada.
Su memoria volvió a volar hacia aquel tiempo que quería olvidar por completo.
Tras salir de ese pequeño trance, se puso a remar enérgicamente.
Remaban silenciosamente. Azriel conocía demasiado a su compañero como para no notar su preocupación
-¿En que piensas?
-En que parece que siempre hemos de ir contrarreloj. Siempre con prisas, siempre el tiempo juega contra nosotros... pero más que nada pienso en ellos... no lo aparentan, pero tiene un gran poder... no el poder que otros ansían, sino otra fuerza que emana de sus corazones, de sus almas... no me sorprendería que nos sorprendiesen...
-¿Cuando crees que llegaremos a tierra?
-Mañana por la noche, como muy pronto... pero este viaje es muy largo, demasiado... me da miedo no llegar a tiempo...
-Algo me dice que si llegaremos a tiempo. Es un camino que ya conocemos, y ahora, como ya dijimos en su día contamos con mas experiencia-
-Si, mas experiencia tenemos, pero me preocupa que las criaturas aquellas también habrán crecido, y junto a ellas su experiencia- dijo el caballero con la misma cara de preocupación.
-vamos, no flaqueemos ahora, no podemos permitir que nuestras preocupaciones se interpongan a nuestro destino-
Ambos siguieron remando hasta el amanecer.
Cuando las primeras luces del alba golpearon la embarcación Erik y Susan tomaron los remos mientras Azriel y el caballero descansaban.
El siguiente día de camino se sucedió sin acontecimientos importantes.
Al caer la noche, frente a ellos, a lo lejos, pudieron ver un trozo de terreno espectacular. Era inmenso.
El caballero soltó los remos y dijo: - Señoras, caballero.. Nuestro camino al parecer llega a su fin... os presento Korah Kirk...

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