jueves, 30 de septiembre de 2010

Entrevista real

En medio de esa difícil situación había que reaccionar rápido. El caballero tardó medio segundo en pensar lo correcto y no dudó un instante:
 - ¡Soltar las armas! - gritó, a la vez que tiraba sus armas al suelo, lo más lejos posible de su alcance.
Sus compañeros no terminaron de comprender, pero hicieron lo mismo, confiando en que sería lo mejor.
Los soldados que habían preparado la emboscada bajaron a su altura. El que parecía el jefe los miró con indiferencia y sin articular una sola palabra, indicó a sus hombres que llevasen a los intrusos a la presencia del rey Gilliot.
 - ¿¿¿HUMANOS??? - Bufó el rey al verles - criaturas abominables que se creen los señores de la tierra y que no hacen más que conducirla a la destrucción. ¿Qué hacen aquí? ¿Y por qué no los habéis matado? Sabéis que has traído la guerra y la muerte a estos lugares.
 - Señor, se han rendido sin oponer resistencia - dijo el jefe de la escolta - Tiraron sus armas al vernos, sin ni siquiera luchar.
 - ¿Y que habéis venido a hacer a mis tierras? Un momento, sus caras me suenan. ¿Ese no es Vernon, una de las mejores espadas de la superficie?
 - Sí, majestad - contestó Vernon.
 - ¿Y ese no es el terrible caballero oscuro?
 - Así me llaman, majestad.
 - ¿Y se puede saber por que demonios estáis en mis dominios? - grito el rey Gilliot con evidente enfado.
 - Señor - Susan se adelantó a hablar - hemos venido a estas tierras buscando el ESNA, para mi padre, que se encuentra muy enfermo.
 - ¡¡¡Nosotros no tenemos ESNA!!!
 - ...y tras conseguirlo hace unos días nos encontrábamos para regresar a casa cuando nos encontramos la ciudad llena de soldados.
 - ¡Absurdo! - bramó el rey - Si tanto necesitabais el ESNA, el caballero oscuro - dijo señalándole - tiene suficientes conocimientos de magia para teletransportarte con el ESNA a tu hogar. O, al menos, hasta la frontera.
 - Eso es cierto - murmuró Azriel recordando el papel que le dio tras el incidente con Syldra.

Mientras tanto, en la superficie las cosas no iban mucho mejor. En Tir-Quanor, la vampiresa había recibido un trato poco agradable. Había avanzado despacio, sigilosa, oculta entre las sombras hacía la ciudad vieja, tal y como Vernon había dicho. Pero Apenas puso el pie dentro, se vio reducida por demasiaos enemigos. Haciendo un desesperado esfuerzo por defenderse, mandó a tierra a tres o cuatro soldados, los cuales difícilmente volverían a levantarse jamás. Pero eran demasiados. Incluso para su descomunal fuerza sobrehumana.
La encadenaron fuertemente y la llevaron orgullosos ante su líder. La taparon para que no le diese el sol, ya que la preferían viva por si pudieran sonsacarle algo de información.
- ¡JEFA! ¡JEFA! Gritó el líder de la escolta. Hemos capturado a una espía de Cecil.
Una mujer de unos 35 años de edad, pelirroja, alta, algo gruesa, ataviada con una gruesa armadura roja se acercó. En otras circunstancias hubiera parecido una mujer tremendamente hermosa y atractiva. Sin embargo, su aspecto era terriblemente aterrador, como si fuese una furiosa diosa de la guerra.
- ¡Bravo, mis valientes dragones! Le daremos lecciones a ese bastardo de Cecil, de que no puede ir por ahí pisoteando a quien le de la gana. Puede que su ejército sea mayor que el nuestro, pero pronto se reunirá con sus antepasados. - dijo, terminando con una risa bastante macarra, que varios de sus soldados secundaron.
- Bien - dijo al cabo de unos minutos - ¡pero si es la lugarteniente de Cecil, su aliada de la noche, su sirviente alada, Milady Qlix! ¡Magnífica prisionera! Seguramente perderías algunos hombres tratando de reducirla, ¿no?
- Cuatro hombres que habremos de enterrar esta noche - dijo, descubriéndose
- Lástima, lástima. Inconvenientes de la guerra, por desgracia. Sería perfecto vivir en un mundo en paz, pero una maldita utopía. Si vis pacem, para bellum; que decían los antiguos. - Hizo una pausa, como si necesitase aclarar sus ideas - Los humanos somos así, malos por naturaleza: malos, codiciosos, envidiosos, viles, falsos, mentirosos, hipócritas, traidores... Este mundo estaría mejor sin nosotros... - hizo una nueva pausa y miró a la prisionera - Bien, podéis quitarle la mordaza. ¿Por qué te manda Cecil a ti, querida? - dijo en un tono lleno de sarcasmo.
- Cecil me ha traicionado. Ha roto nuestro acuerdo. Ya no trabajo para él. Tengo nuevos amigos.
- Amigos, ¿vos? Permitidme que lo dude. Como mucho, algún aliado nuevo. ¿Así que Cecil te ha abandonado? Puede que sea cierto y por eso ahora busques nuestra ayuda. O puede que sea tan solo una cantinela para ganarte nuestra confianza y traicionarnos finalmente. ¿Qué importa? Has causado tanto daño a esta tierra que mereces la muerte. Pero no te mataremos nosotros. Lo hará ese sol que tanto temes. ¡Destapadla!
- ¡NO! ¡Os juro que no miento! ¡Me ha enviado el caballero oscuro! ¡Está aquí, junto con su amigo Vernos y otros tres cuyo nombre no recuerdo.
- ¡Esperad! - ordenó la jefa - ¿El caballero oscuro aquí? ¿Por qué habríamos de creerte? ¿Y por qué no ha venido él en persona?
- Ha ido a los túneles en busca de los enanos, a solicitar su ayuda para poder derrotar a Cecil. Me dio algo para vos, para que vieseis que realmente vengo de su parte, pero tus hombres cayeron sobre mí antes de que pudiese mostrarlo. ¡Soltadme un instante y os lo enseñaré!
- ¿Me tomas por estúpida? Dime que es y donde lo llevas.
- Un medallón y una carta que llevo bajo la blusa.
- ¡Tú! - dijo la jefa señalando a uno de sus soldados. -¡Quítaselo y tráemelo!... Vaya, vaya, vaya - dijo examinando atentamente aquel medallón - parece que por una vez en la vida decíais la verdad. Pero deberíamos bajar a los subterráneos para ir en busca de nuestros queridos amigos, antes de alcanzar ningún acuerdo. Hasta que hablemos con el caballero oscuro o con Vernon, seréis mi prisionera. ¡Lleváosla! Pero tratadla bien. Mandad a Sir Draven a ir a por el caballero oscuro. Conoce a los enanos y no desconfiaran de él.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El hacha de Garlick



El camino hacia Korah Kirk fue tranquilo, un viaje rápido, demasiado relajado.
Eso no pintaba bien, prueba de ello el silencio reinante entra los viajeros. Cuando Korah Kirk estuvo a la vista, s sorprendieron ver ocupado el puerto por un ejercito de miles d millares.
-¿Qué hacemos? ¿Crees que podríamos llegar a puerto? ¿O volvemos por tierra? Podríamos ir hasta Tir-Quanor y luego atravesar la tierra d las amazonas - propuso Azriel
El caballero se quedo pensando, sabia que la decisión no era fácil, y el tiempo no jugaba a su favor...
El caballero se arrodillo en el suelo y comenzó a dibujar un mapa sobre la tierra con su dedo.
- Bien, nosotros estamos aquí. El puerto esta a unas cuantas millas justo enfrente de nosotros, y sus naves están por todas partes. Ir por el puerto seria un suicidio, son demasiados ojos y seriamos vistos en cuestión de segundos.
- Vayamos hacia Tir-Quanor- dijo Azriel.
El caballero quedo pensativo. Levantó la mirada y vio la cara de Vernon. Su fachada denotaba una mezcla de sentimientos.. Rabia, pena, frustración... se alejo un poco del grupo y, entre la maleza, se escondió para observar todo lo que ocurría.
- Querida Azriel... queridos compañeros... decidme si estáis de acuerdo conmigo. Hemos hecho un largo camino. Nuestro fiel Vernon, ha sido un guía estupendo y ha puesto todo cuando ha podido a nuestro servicio. No podemos irnos y dejarlo así... -
- Puede venir con nosotros, podemos llevarlo con nosotros y dejarlo con su esposa e hijos-
- Este es su hogar. Ha trabajado mucho para conseguir sus tierras y su casa. Ha luchado mucho por forjarse un futuro en esta ciudad... no es tan fácil. No sé ira de aquí sin luchar. Si lo abandonamos, si lo dejamos aquí solo, sin duda, le estaremos haciendo una ofrenda a la muerte.-
Erik cogió la mano de Susan, y con voz suave, pero rotunda, afirmo:
Lucharemos, no podemos dejar que se salgan con la suya-
Vernon, que había escuchado toda la conversación, se agacho junto al grupo, e hizo una marca en el suelo, sobre el mapa que el caballero había trazado.
- Aquí están las tierras antiguas. Ahí hay aun edificaciones de los primeros pobladores de nuestra ciudad. Justo aquí, al lado de la montaña, hay un pasadizo. Lleva a los túneles subterráneos. Los enanos hicieron túneles por debajo de toda la isla. Cuentan las leyendas, que hasta incluso hay túneles que cruzan por debajo del mar y llegan a las ciudades cercanas. Tengo constancia de que hay planos de estos túneles.
Vernon hizo otra marca justo al lado de la ciudad antigua.
Aquí hay otra parte de la ciudad. solo unos pocos sabemos que en esta parte hay refugiados. Los denominados "los rebeldes". viven justo debajo de las edificaciones. Los enanos eran buenísimos tallando la piedra. ahí debajo hay verdaderas maravillas. Los rebeldes conocen los túneles como la palma de sus manos. Por las noches, hacen incursiones a los invasores, y estos, solos saben que al día siguiente les faltan provisiones y armas. yo propongo que vayamos en su busca.
- Si son bastantes, podemos hacer un buen ejercito.- dijo el caballero mirando a sus compañeros.
Todos asintieron... empieza una nueva aventura...
-Bien, podemos adentrarnos en los túneles - dijo el caballero - ¿pero no nos perderemos? Jamás he entrado ahí
-¿Y yo qué? No puedo pasar por esos túneles... - dijo la vampiresa
El caballero saco un pergamino y empezó a escribir algo. Lo selló, lo enrolló y se lo entregó.
-Si puedes llevar esto a Tir-Quanor...
-¡Me matarán! ¿Estás loco o que?
-Bueno, la verdad es que debo estarlo... - bromeó el caballero - enseña esto - dijo entregándole un medallón - y no te harán nada. Bueno, Vernon, guíanos a través del túnel
-Adelante - dijo Vernon - no os despistéis o jamás llegaremos a ningún lado - dijo, tras desaparecer en el túnel...

Todo el grupo se introdujo en el túnel.
Había unas escaleras perfectamente talladas en la roca. El caballero levantó la palma de su mano y siseo unas palabras. En breve, surgió una luz brillante de la palma de su mano. Todos levantaron la vista perplejos. LA piedra había sido tallada y pulida de tal forma, que parecía que se encontraban dentro de un pasillo de mármol.
A la derecha, una antorcha estaba colocada en la pared. El caballero se acercó a ella y puso la luz sobre esta.
Los pasillos parecían interminables. Conforme iban avanzando, el entorno se hacia más y más alto.
Al fondo del pasillo, se podía ver una figura tallada en la pared. Era la imagen de un enano, y con sus manos sujetaba el techo de la estructura.
- Que curioso-dijo el caballero divertido.- Un enano gigantesco- justo bajo esta figura, el camino se bifurcaba.
- ¿Ahora que? - Dijo Erik. -¿Cómo sabremos que camino tomar?.
- El enano es el guardián de este lugar. Con su robustez y soberanía, nos indica el camino que debemos seguir. Los que conocemos al gran Garlick estamos protegidos por su hacha.-Dijo Vernon- Fijaos en el filo de su arma. Esta apoyado sobre el pasillo de la derecha. Debemos tomar el de la izquierda, el de la derecha nos llevaría directamente hacia la muerte.- Vernon echo un vistazo atrás, y sonrió a sus compañeros. -Que nuestros dioses nos protejan del filo de Straighstone, el hacha de Garlick.-
Todos pasaron por el lugar indicado, y pronto llegaron a una sala. Aparentemente estaba vacía. Y tenia una puerta que daba a otro pasillo, sus fauces mostraban oscuridad absoluta.
El caballero se adelanto con la antorcha e ilumino el pasillo. De pronto, un grupo de jóvenes guerreros apareció delante de ellos, parapetados con sus mejores armas, y dispuestos a atacar...

martes, 28 de septiembre de 2010

Una alianza inesperada

Al darse la vuelta, el caballero se encontró frente a frente con Cecil, y por detrás, se extendía su pequeño ejército.
- Por lo que veo, la tuya no se queda atrás... -
- Caballero, es usted la ultima persona a la que esperaba ver por estas tierras... - Dijo Cecil haciendo una reverencia burlesca.
- Yo en cambio, en cuanto oí las palabras guerra y carroñeros tuve la certeza de que no andarías lejos-
Azriel había vivido montones de peleas al lado del caballero, en cambio esta era la primera vez que observaba en el rostro de este, tal grado de aprensión hacia un rival.
- Querido caballero, no sé que haces aquí, pero con el simple hecho de pisar mis tierras, me estorbas, así que, siento tener que prescindir de ti... -
Las palabras "mis tierras" martilleaban la cabeza de Vernon.
Cecil y sus diez hombres se pusieron en posición de ataque.
Por detrás del Caballero se colocaron sus compañeros.
De repente, Susan apareció detrás de Erik acompañada de la vampiresa...  ambas estaban preparadas para la lucha...
Cecil evaluó la situación, podría ser que sus oponentes fuesen más de los esperados. Sus horribles criaturas esperaban sus órdenes. No quería confiarse. Podría vencer a la vampiresa, incluso al caballero y sus amigos por separado. Pero unidos... no lo tenía tan claro.
Así que uso un hechizo que nadie conocía, ni siquiera el caballero oscuro. El viento cambió su soplo. El ambiente tomó un aspecto lúgubre. Cientos de esqueletos emergían de las profundidades de la tierra, al oír el hechizo de Cecil.
No se podía decir que fuesen seres vivientes, pero parecían tomar espíritu de vida con la magia de Cecil...

Rodeados... Estaban rodeados... a diestra y siniestra, delante o detrás, allá donde posasen sus ojos se encontraban con una de esas criaturas...
la lucha era inminente...
Los esqueletos se lanzaron hacia sus victimas.
Armas desenfundadas, empezó la batalla.
Azriel blandía su espada salvajemente, cualquiera que se cruzase con su brillante filo, caía al suelo destrozado... pero en cuestión de segundos se vio rodeada. No daba abasto, sufriendo varios golpes en su minúsculo cuerpo, lo cual la hacia enfurecer y golpear con mas rabia a sus adversarios... pronto, al verla en serios apuros, Vernon se unió a ella.
Susan también estaba rodeada de esqueletos, y a su lado luchaba la vampiresa...
Aquello parecía imposible, cada vez que un esqueleto caía, otro emergía de las tierras...
De repente, una luz cegadora iluminó el claro del bosque...

Esa luz cegó a todos durante unos instantes... cuando pudieron ver, Susan levitaba, como poseída por una fuerza misteriosa... Susurraba unas palabras incomprensibles, que levantaron un viento extraño, que embestía con fuerza a los esqueletos, desmontándolos por completo. Cecil intento convocar un muro de protección, entonces Susan cambió de hechizo. En el cielo, se abrió un agujero negro, que iba absorbiendo uno a uno a las criaturas de Cecil. Viendo que morirían, Cecil, uso la magia del teletransporte para huir.
-Esto aún no ha acabado - dijo antes de desaparecer
Susan cayo al suelo, totalmente inconsciente. De repente, apareció el Espíritu del Bosque para aclarar lo que acababa de ocurrir.
-No sé que tiene esa chica, pero a través de ella, he podido sacar mi mejor magia...

El espíritu del bosque se acercó con sumo cuidado al cuerpo inconsciente de Susan.
Con suavidad poso su mano sobre su frente, recuperando esta el conocimiento poco a poco.
Cuando se incorporo cogió su arma con rapidez, asiéndola con fuerza... mirando hacia un lado y a otro pregunto:
- ¿Que ha pasado? ¿Dónde están las criaturas?-
El espíritu del bosque contó a Susan lo ocurrido.
- gracias por prestarnos tu ayuda- Dijo Erik a la vampiresa.
- Ha sido un enorme placer ver como esa rata huye con el rabo entre las piernas- Dijo la vampiresa con tono rencoroso.
El caballero se dirigió al grupo: -Bien, compañeros, debemos seguir nuestro camino, aun nos queda un trecho para llegar a nuestro destino-
Todos reanudaron el camino. Cuando llegaron a la salida que separaba el trozo de bosque en el que estaban, la vampiresa se detuvo.
- La espesura del bosque no deja pasar los rayos de sol, pero si salgo al camino, mi cuerpo no quedara muy diferente al de los esqueletos que acabamos de ver... -
Azriel sabia que la ayuda de la vampiresa era vital, no sabia lo que iba a ocurrir, y una mano amiga, nunca esta de mas, sobre todo si esa mano sabe manejar la espada.
- Hemos de cruzar como sea ese camino, lo que buscamos esta en esa dirección... - dijo Azriel intentando recordar algún camino alternativo.
- ¿Y que es eso tan importante que buscáis, que hasta hace que os enfrentéis con Cecil?-
- El Esna- Contesto escuetamente Azriel
- ¡¡¡¡El Esna!!!!
-¿Ocurre algo? - pregunto Vernon
-Oí a Cecil mandar tropas al bosque a por esa hierba. Seguramente, a estas alturas no quede nada allí y este toda en la ciudad. - dijo la vampiresa - Mando muchos guerreros hacia allí.
-Nada perdemos por acercarnos, siempre será mejor que atacar esa gran ciudad de Rangkok. Seria un suicidio intentar entrar. Además, nos alejamos demasiado ya para que el Espíritu del Bosque nos pueda proteger. -dijo el caballero oscuro
Sigilosamente, avanzaban ante los árboles, llegando hacia la zona donde tendría que estar el ESNA. Pero algo no cuadraba, no parecía haber rastro del enemigo... ¿Sería una emboscada?

Escondiéndose todo lo mejor que podían, siguieron avanzando.
- Mirad - dijo Azriel. -A lo largo del camino hay montones de huellas. Siguen en esa dirección.- añadió mientras señalaba con su dedo a un viejo sendero
El caballero se asomo con discreción entre la maleza.
- Esto me huele cada vez más a emboscada. Sacad vuestras armas e id con sumo cuidado.-
Por suerte, la maleza era espesa, y podían seguir avanzando pasando completamente desapercibidos.
Todos pararon de repente. Al fondo del camino donde se hallaban las huellas había una mala construcción de piedra. Un enorme portón de madera se levantaba justo en la mitad de dicha construcción, y en la puerta había una criatura enorme y horrible haciendo guardia.
Vernon, sorprendido, dijo: - Esa criatura esta dormida-
Se encontraba sentada, con la espalda apoyada sobre la puerta. En sus manos había una lanza enorme, pero efectivamente, estaba dormida.
La vampiresa fijó bien su vista. -Fijaos bien, en las suelas de sus zapatos hay Esna-
- Cierto-susurro el caballero. Sea lo que sea lo que estén haciendo con el Esna, lo guardan en esa fortificación...

-Ahora lo gracioso será entrar - dijo Vernon
-Te equivocas, amigo mío, lo difícil será salir, entrar es muy fácil - dijo el caballero oscuro - claro que antes no estaría mal si pudiésemos asegurarnos de que tienen el Esna allí... y de que Cecil no ha llegado antes
-Seguramente Cecil haya optado por transportarse a Rangkok, pero puedo intentar entrar yo, no sabrán que Cecil y yo somos enemigos aun... - dijo la vampiresa
-Es arriesgado, ¿y si lo saben?
-¿No hay algún truco que os permita haceros invisibles? - pregunto Susan
-No que yo sepa, oí de una capa que hace invisible, pero jamás la encontré - dijo el caballero...

El caballero quedo pensativo...
- Tengo una idea. Escuchad. Voy a acercarme al centinela, vosotros quedaos en la retaguardia. En el caso de que apareciesen mas bichos de esos, salid. Mantened vuestras armas desenvainadas... -
- Eso es muy arriesgado- Dijo Azriel
- En estos casos es necesario arriesgarse, querida. Pero no te preocupes, si todo sale bien, será hasta divertido- Dijo mientras guiñaba de esa forma tan particular su ojo.
Todos se pusieron en sus puestos.
El caballero se embadurno por completo en tierra. Sacó un pequeño odre de agua de uno de sus saquillos, y vertió un poco de esta en el suelo, formándose una capa de barro, la cual esparció por sus cabellos y su barba de varios días.
De otro de sus saquillos, saco un pequeño botecito de cristal, y tomo su contenido. En pocos segundos, su cara y sus manos cambiaron. Su aspecto ahora era el de una persona de ochenta años. Cubrió su cabeza y su cuerpo con su capa, que ahora era mugrienta, se encorvo y salio al camino. Los demás se miraban sorprendidos entre ellos.
- Esto va a ser interesante- susurro Azriel.
Cojeando, se acerco poco a poco al portón custodiado por el centinela.
- ¡Oh! ¡Dioses piadosos! ¿Que mal os ha hecho este pobre viejo loco? ¿Por qué me dejáis abandonado en estos caminos? ¡Perdido! ¡Lejos de mi humilde hogar!- gritaba el caballero con voz desagradable.
El centinela despertó rápidamente de su letargo y se puso en guardia.
- ¡Fuera de estas tierras, viejo infecto!- dijo la criatura con voz atronadora mientras lo apuntaba con su lanza.
- ¿Acaso, en un cuerpo tan grande como el vuestro, no cabe una pizca de bondad para dar algo de beber a este pobre moribundo?-
- Creo que ya has bebido demasiado, alimaña. Desaparece o serás la comida de mis hombres para hoy..
El caballero se adelanto hasta ponerse justo enfrente de la punta de la lanza. Levanto la mirada hacia la horrible criatura.
- Ten cuidado, pues no sabes el tiempo que llevo sin comer... quizás seas tú mi almuerzo para hoy...
Con un movimiento rápido, el caballero dio un salto en el aire colocándose justo detrás de su enemigo, asestándole un golpe por la espalda. La criatura cayo al suelo, pero se levanto rápidamente. Frente a él se encontró con la figura del joven caballero. El efecto de la poción había finalizado.
La criatura descargó su lanza contra el joven oponente, el cual la esquivo de un salto. Al caer al suelo, el caballero asió el mástil de la lanza dando una voltereta en el aire, golpeando con sus botas la cara de su contrincante.
La criatura quedo aturdida en el suelo y el caballero desenvaino su daga, pero esta se levanto y golpeo con fuerza sobre el pecho del joven, haciéndolo caer de espaldas.
Volvió a cargar con su lanza, pero el caballero la volvió a esquivar.
Volvió a golpear la cara de la criatura, esta vez con mas fuerza, quedando esta semiinconsciente.
- Esto no quedara así-
- No, eso se te hincha- dijo el caballero justo antes de hincarle la daga en el corazón.
EL joven se puso delante del cuerpo ya sin vida. Cerró sus ojos y extendió la palma de su mano.
- ¡Transmuto!-
Su cuerpo se envolvió en una espesa nube de humo. Al disolverse, apareció una figura exactamente igual a la de la criatura.
Escondió el cadáver y volvió a la espesura a reencontrarse con el grupo...
-Bueno, voy a entrar... con esta pinta no debería tener problemas - dijo el caballero
-Je, si no fuese porque te he visto transformarte, me lanzaría contra ti. - bromeo Vernon
-Esperad aquí, ahora vuelvo.
-¿No quieres que te acompañemos? - dijo Azriel
-Ahora llamaríais demasiado la atención - dijo cogiendo una gigantesca hacha.
En el bosque, los minutos pasaban lentamente esperando el regreso del caballero... volvió, cambio de forma y sonrió
-Por fin. Podemos volver

Un viejo conocido

En el fin de los dominios del Espíritu, se veía una violenta discusión, dos ejércitos estaban representados, las criaturas que Vernon decía y una especie de hombres vampiro. Una especie de minotauro espantoso armado hasta los dientes discutía con la que parecía ser la vampiresa jefa
- Así son los negocios de la guerra, milady. Ya no os necesitamos. Toda esta tierra es nuestra, y os superamos en fuerza y numero. Ya no nos hacéis falta
- Os arrepentiréis de esto. A nosotros no se nos traiciona. Juntos hemos doblegado estas tierras, sin nosotros no valéis nada.
- DEJADLO YA - dijo un tercero.
Todos se giraron, apareció el único humano de todo el ejército. Llevaba aires de general, el Caballero le reconoció sin dudarlo y susurro:
-¡¡¡CECIL!!!
- Tus hombres nos han traicionado- dijo la vampiresa Cecil.
- En la guerra, las traiciones son un golpe bajo permitido, mi señora- dijo mostrando maldad en su sonrisa.
- Recuerda que la venganza es otro de los golpes permitidos. Si no hubiese sido por nosotros no habríais conseguido nada de lo que ahora tenéis.-
- En eso llevas razón, nos has sido de gran ayuda, tus hombres han sido un buen cebo en la batalla-
Ante tal ofensa, la vampiresa saco sus armas. Sus hombres y ella se pusieron en formación de combate.
Sin mover ni un solo dedo, Cecil se echo a reír a carcajadas.
- Mira tu numero de hombres, y mira el mío, compara nuestros poderes... ¿crees que tienes alguna esperanza de victoria, cariño?
- Esto no quedara así. Muy pronto tendrás noticias nuestras.
La vampiresa y lo que quedaba de su ejercito se dieron la vuelta y desaparecieron del lugar.
- Estos nos van a dar problemas- dijo la criatura horrible a Cecil.
- No digas tonterías. Sabes perfectamente que nuestro poder y nuestra inteligencia los supera con creces. Esos bastardos solo sirven para pelear, nosotros hacemos guerra.
 
Cecil reunió al pelotón y el se quedo justo en medio.
Quiero que al menos quince de vosotros se queden haciendo guardia en este punto. No quiero que ninguna criatura franquee este camino y quede viva. Los demás, seguidme. Aun nos queda mucho terreno por conquistar. Estas tierras serán nuestras.
El caballero oscuro seguía agazapado entre la maleza, y justo detrás de él, estaban los demás compañeros.
- Sigue siendo el mismo carroñero que era. El tiempo no ha cambiado ni un ápice de su maldad.
Cecil y la inmensa mayoría de su ejército siguieron el camino a Rangkok, los 5 se reunieron a deliberar.
- Bueno, ¿Qué hacemos? ¿Cargamos?
- No, son demasiados - dijo Azriel
- Quizás fuese mejor usar tu magia, ¿no? - pregunto Vernon al caballero
- No sé, pensaba en un hechizo la mar de curioso, pero la presencia de Cecil aquí...
No terminó de hablar cuando de la nada surgieron decenas de criaturas que volaron a su alrededor, derribando a Erik y a Azriel, dejándoles sin sentido. Vernon, más rápido que nadie desenvaino su espada y cogió la de Azriel mientras que esas criaturas, los mismos vampiros a los que se había encarado Cecil, rodeaban al Caballero y a Vernon... eran demasiados, solo esperaban la orden de su jefa para cargar.
- Soltadlos - la voz de Susan se oyó, nadie se había fijado en ella, empuñaba la daga que en su día le dio Azriel. Una luz verde la envolvía. El caballero reconoció en la luz el hechizo que el Espíritu del Bosque les había revelado poco antes...
La jefa de los vampiros surgió de entre las copas de los árboles.
Inútiles humanos, siempre tendéis que sobrevalorar vuestro poder, aun teniendo el mayor de los peligros ante vuestros ojos. ¡ATACAD!
La tropa de vampiros cargo hacia el grupo.
Erik se encaro a ellos y Vernon intento llevar la pelea lo más lejos posible de los cuerpos inconscientes de sus compañeros.
De repente, un torrente de energía giro alrededor de Susan como si de un remolino terrible se tratase.
Con un enérgico movimiento de sus brazos dirigido hacia las criaturas, parecía que algo realmente poderoso los golpeaba en el aire.
En grupos iban cayendo al suelo.
De repente, Susan dirigió su mirada hacia la reina de los vampiros.
Con una mano, hizo el gesto de cogerla por el cuello.
En el aire, la vampiresa se retorcía e iba bajando poco a poco hacia el suelo. Cuando sus pies tocaron tierra, Susan aflojo la tensión de su brazo. La vampiresa cayó al suelo.
Vernon acudió corriendo hacia el sitio donde había caído, y con una cuerda que llevaba encima, la amarro de manos y piernas.
Susan cayó al suelo exhausta. Tal magnitud de poder había acabado con gran parte de sus fuerzas.
Erik se acerco al caballero y a Azriel, los cuales estaban empezando a recobrar el sentido.
- Gracias a Dios, que Susan supo emplear a tiempo el pergamino- Dijo Erik.
- Si - dijo Vernon con algo de desconfianza mientras aun conservaba en su poder los 5 pergaminos...
Vernon intento despertar a su amigo mientras que Azriel trataba de ayudar a la exhausta Susan.
- No sabia que el hechizo del Espíritu del Bosque fuese tan poderoso.-dijo Azriel
- Hay muchas cosas que no sabemos.
Pero, en otra punta del bosque, en un camino, un horripilante ejército se detenía.
- ¿Por qué nos detenemos? Pregunto un espantoso comandante con pinta de Cíclope gigante
- Algo marcha mal - dijo Cecil
- ¿Qué va mal? - pregunto un enfurecido golem
- No lo sé, percibo algo, algo me dice que debemos volver... media vuelta
El caballero oscuro se asomo entre la maleza.
El grupo de quince que se había quedado haciendo guardia se acercaba a ellos estrepitosamente.
- Rápido, poned a Susan a salvo. Esconded a la vampiresa y poneos en posición de ataque, nos han descubierto.
Azriel escondió como pudo a los dos personajes y de un salto subió a las ramas de uno de los árboles.
Los quince se dividieron y comenzaron a invadir el territorio donde se encontraban ellos.
Dos de ellos se aproximaron por la zona donde se encontraba Azriel. Esta ya se encontraba con su espada sobrenatural desenvainada lista para el ataque.
Antes de que se diesen cuenta salto sobre ellos, sesgándole a uno la cabeza y atravesando al otro desde un hombro hasta la mitad del pecho, realizando todos los movimientos antes de caer al suelo.
Con suma rapidez escondió los cuerpos y saltando de rama en rama se dispuso a buscar a una nueva victima.
Erik estaba enzarzado en la lucha con dos de ellos. Se defendía muy bien para ser un simple campesino.
Desde su rama, Azriel bajo para ayudarle, pero antes de caer al suelo recibió un ataque por la espalda, el cual la hizo revolverse y devolver el ataque con gran furia.
Al darse la vuelta vio que su atacante estaba parado frente a ella... de su pecho salía la punta de una reluciente espada. Al caer, se encontró a Susan.
En la otra esquina, el caballero estaba recitando uno de sus conjuros...
El caballero chillo a Vernon
-¡Protegeos con el hechizo que nos dio el Espíritu del Bosque, no sea que mi hechizo os afecte!
Vernon, Erik, Susan, y Azriel lo hicieron así, cuando oyeron al caballero recitar una palabras incomprensibles.
-Theimy Wantre Sergo Urbelam Petrico Use
Atónitos, veían como las criaturas empezaban a convertirse en piedra.
Se iban quedando paralizadas
-Ruque Seimus Tomanha Secriyu Kumeney - seguía recitando el caballero. Más cuando parecía que el conjuro de petrificación iba a acabar bien, las criaturas volvieron a su estado normal.
-Has mejorado mucho tu magia - el caballero no necesito mirar para ver quien había intervenido, anulando su magia.
Era la voz de Cecil.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El espíritu olvidado

Los 4 bajaron del bote al  embarcadero... todo estaba silencioso... se notaba que Korah Kirk había sido un  puerto importante. Puede que fuese por las horas de la noche, pero ahora parecía  medio abandonado. No se oía un alma allí

-Siempre habéis sido rápidos... -  dijo una voz

-¿Quién dijo eso? - dijo

Azriel mostrando su espada 

-Veo que te llego mi mensaje, viejo amigo - dijo el caballero sin inmutarse 

Apareció un hombre de unos 55 años, de aspecto bonachón, aparentemente  inofensivo. De no haber sido por el sable que llevaba no hubiese destacado... 

-¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Por qué esta esto tan vacío? - dijo Azriel

El  hombre la miro y contesto con una sola palabra: "Guerra"

- ¿Guerra? ¡En esta  tierra!- dijo el caballero sin poder dar crédito.

- Guerra, sí señor. Los  intereses políticos se oponen siempre al bienestar del ciudadano, y cuando hay  intereses económicos por medio, el poder se dispara.-

Pero.. Ese problema nunca ha estado en esta  región... ¡si hasta yo vine a pediros asilo político en una ocasión porque este  era el lugar más permisivo!- replico el caballero...

Si, viejo amigo, recuerdo aquella ocasión, pero  los gobernadores que había antes miraban por nosotros, y no por sus sacas-

-  ¿Qué ha pasado con Saltorix?-

- Creo  que todo empezó por ahí. Saltorix murió hace algo menos de un año. Se supone que  fue muerte natural, pero los ciudadanos creemos que naturalmente murió después  de ser envenenado... a su reinado, claro, lo sucedió su primer hijo. Es  demasiado joven, y a los jóvenes de hoy en día no los mueve nada mas que la  codicia.-...

Además, no es el único pretendiente al trono. Y por si fuera  poco problema, otro reino vecino quiere anexionarse todas estas tierras...  vivimos tiempos oscuros... el poder ha corrompido nuestra raza, los hombres  ansiamos demasiado cualquier clase de poder. A todo esto, ¿qué os ha traído a  esta tierra?

-Vamos en busca del ESNA para mi padre enfermo - respondió  Susan

-¿Estáis seguros de que no os sirve alguna otra? He oído hablar de una  panacea casi igual de poderosa

-Ese es el problema amigo, solo es "casi"...  no, no creo que sirva, hemos de seguir en su búsqueda

-Bien, seguidme entones, os llevare a mi casa. De  noche estas tierras no son seguras. A propósito - dijo dirigiéndose a Susan,  Erik y Azriel - mi nombre es Vernon-

Tras las presentaciones, se pusieron en camino. 

La casa de Vernon no estaba muy lejos del puerto.

Cuando llegaron se  quedaron todos muy sorprendidos, sobre todo el caballero.

La fachada estaba  calcinada, y había algunos trozos del muro principal tirados por los suelos. 

Al entrar, la salita principal también estaba chamuscada. Aun quedaban  jirones de cortinas carbonizadas en sus ventanas.

La siguiente salita estaba  casi intacta, algo derruida, pero se notaba que las llamas no habían penetrado  dentro.

El caballero, tras mirar los ojos de su amigo, decidió guardar  silencio y no hacer mas preguntas, con solo mirar su cara podía averiguar todo  por lo que había pasado.

Al fondo de la habitación había una estantería,  Vernon se dirigió a ella y saco un pergamino. Lo desenrollo sobre la mesa y les  explico:

- Mirad, nosotros ahora mismo nos encontramos aquí-dijo mientras  señalaba con su dedo sobre el mapa.- La planta que buscáis esta al sur, en este  bosque. No hay mas de medio día de camino hasta llegar allí. Pero, justo por  aquí, esta franqueado por un muro que defiende la ciudadela de los Rangkok, unas  criaturas semihumanas que han sido traídas a nuestra ciudad por el nuevo  gobernador. Día y noche hay centinelas apostados sobre sus torreones. Pasar por  allí es tarea difícil, pero, no si has hecho bien tus deberes, caballero, y has  estudiado bien los conjuros que necesitas- dijo mientras le mostraba una sonrisa  de complicidad.

El caballero le devolvió la sonrisa, -siempre llevo una  carta escondida bajo mi manga -dijo guiñándole un ojo.

- Perfecto, pues,  entonces, podemos seguir por este camino hasta llegar allí, o bien, podemos  rodear por aquí y llegar al bosque pasando justo a la espalda de la ciudadela,  solo que, si se hace así, entonces estaríamos hablando de un día de camino...  -

-Voto por el rodeo. - dijo el caballero - No nos compliquemos la vida  atravesando por Rangkok. No perderemos tanto tiempo, y no debemos arriesgarnos  tanto. Si tenemos un mal encuentro, podremos afrontarlo, pero no veo que  atravesemos una ciudad tan bien defendida. ¿Podemos ir por los bosques? Es más  lento, pero según dicen está bajo el cuidado del Espíritu del Bosque...

-¿El  qué? - pregunto Erik

-Es tan solo una leyenda, pero dicen que un espíritu o  fantasma o no sé que cosa protege esos bosques – dijo Azriel

-Es más que  eso, pero no lo puedo asegurar jamás lo he visto, pero la sola leyenda alejará a  las bestias, tan temerosas de todo lo sobrenatural.

-Tal vez, pero no  sabemos si será peligroso – dijo Vernon

-Si las leyendas son ciertas,  mientras no agredamos ni a los árboles, ni a las criaturas que en ellas habitan,  no correremos peligro. Bueno, es solo mi opinión, ¿vosotros que decís? 

Yo creo que es mejor ir por  sitio seguro, prefiero perder un poco mas de tiempo y tener mas posibilidad de  éxito, mi padre necesita el Esna y hemos de conseguirlo cueste lo que cueste- 

- Bien  - Dijo Vernon. - Entonces, vamos a  comer algo y a descansar. Mañana partiremos temprano.

Todos se sentaron a la mesa. Vernon saco  algo de la comida que tenia en su alacena. No era mucha, pero era muy sabrosa. 

Se repartieron por las habitaciones y descansaron toda la noche.

A la  mañana siguiente, se armaron con sus espadas, dagas y conjuros y emprendieron la  aventura en busca del Esna.

- Dime Vernon- dijo el caballero con algo de  preocupación-¿donde esta tu familia?-

Cuando las cosas se pusieron feas, antes de que  comenzase la guerra, los hice partir hacia la isla de Raku, donde yo vivía  antes. No podría soportar que algo les pasase. Hasta que no acabe esta locura,  no quiero que vuelvan-

El caballero sonrió complacido. Se había temido lo  peor, y ahora estaba mas contento.

Emprendieron la marcha hacia el bosque. 

El camino no era demasiado agradable. Donde antes había una naturaleza  sorprendente, ahora no había nada mas que tocones y malas hierbas chamuscadas. 

- Nos va a costar mucho trabajo volver  a hacer de esto lo que era- Susurro Vernon al caballero.

Escogieron los  caminos mas escondidos para hacer su camino. Eran los más seguros

Avanzaban  lentamente, las ruinas de la ciudad se iban mezclando con los restos de un  bosque algo calcinado ya, la naturaleza crecía alrededor salvajemente

cada  paso que daban, avanzaban lentamente

los pájaros se escondían, los conejos  huían, toda clase de criaturas se mostraban esquivas

Se habían internado en  lo más profundo del bosque

De repente una voz se oyó...

- Por fin habéis llegado

No parecía haber  nadie, pero Erik y Susan ya habían oído antes esa voz. Era la misma que oyeron  cuando Azriel les salvo la primera vez. Un espíritu con forma de mujer, de color  gris se mostró ante ellos

- Saludos  amigos, soy el Espíritu del Bosque...
El espíritu miró a Susan con ojos benevolentes
- No te preocupes mujer, la hierba que buscas la albergo en mis tierras. Vuestra búsqueda casi ha llegado a vuestro fin.-
- Casi... -dijo el caballero.
- Si, caballero, bien he dicho. Casi. Hay trozos de bosque que, por desgracia, ya no me pertenecen. Esas criaturas semihumanas me las arrebataron, y no pude hacer nada para impedirlo. Para conseguir el Esna deberéis cruzar, inevitablemente, por dichos terrenos, y mi protección quedara anulada. Debéis de ser cautos, yo os protegeré en la medida de lo posible.-
- Las cosas se nos van complicando cada vez mas-dijo Azriel.- menos mal que el caballero cuenta con sus hechizos-
el caballero la miró sonriendo.
- Llevo en mis sacas unos cuantos hechizos de protección, pero no sabemos tampoco como se las gastan esas criaturas.
- Son peligrosas- dijo el hada - son unas criaturas que no tiene corazón, matar y torturar, para ellos, es algo tan normal como el respirar.-...
Por suerte son estúpidas. Tened esto... dijo, sacando de repente de la nada 5 pergaminos... es un viejo hechizo de protección, el mejor contra la magia... con él, cualquier magia que os lancen rebotara contra vuestro agresor... avanzad, yo os cuidare...

domingo, 26 de septiembre de 2010

Rumbo a Korah Kirk

Tras un corto rato de espera, el caballero volvió a la embarcación con una sonrisa.
-Perfecto, todo esta apunto, partamos-
El caballero subió, soltaron amarras y empezaron su viaje.
Susan se percato de que al avanzar sobre el agua, apenas notaba movimiento. Parecía como si andasen sobre suelo firme.
Se asomo por la borda y pudo observar que la parte baja se fundía con el agua, como si formase parte de ella.
- Mirad, ¡estamos protegidos!- dijo con voz alegre.
- Por lo menos el viaje será agradable - dijo Azriel asomándose también por la borda.
El principio del viaje fue bastante agradable. Los cuatro personajes estaban en babor manteniendo una conversación agradable.
Azriel y el caballero contaron algunas de las aventuras que habían corrido juntos, y Susan y Erik estuvieron hablando un poco acerca de sus propias vidas.
A medio día, después de comer un poco, mientras los demás dormían, el caballero salio fuera y se apoyo en la barandilla para observar la tranquilidad de las aguas.
De repente, a lo lejos, pudo observar como un pequeño remolino se formaba sobre las aguas. Este se iba haciendo un poco más grande conforme avanzaba la nave...
Instintivamente Azriel y Erik sacaron sus armas. El caballero oscuro echo mano a los remos.
-De poco nos sirven las espadas ahora, suponiendo incluso que el remolino lo cause algo vivo... Si nos hunde, solo harán que nos ahoguemos más rápido. Intentemos alejarnos
A pesar de que remaron con más y más fuerza el remolino iba atrayéndoles, ya que cada vez se hacía más grande. Estaban tan cerca que su embarcación sentía fuertemente los temblores del mar. De repente una especie de dragón marino enorme apareció ante ellos. Al verlo, el caballero oscuro le reconoció al instante y exclamó:
-¡¡Syldra!!

Remaban y remaban hacia el lado contrario, pero por mucho que lo intentaban, eran atraídos hacia la bestia.
El dragón marino miraba hacia su nueva presa con ansia de devorar todo lo que hubiese dentro.
El caballero oscuro se planto en cubierta de cara a la criatura, esperando el inminente encontronazo.
Al estar frente a la criatura, esta vio la figura del caballero. De sus fieras fauces salio una voz atronadora.
- Caballero oscuro, nos volvemos a encontrar... -
Los ojos del caballero se volvieron rojizos y comenzó a silabear uno de sus conjuros.
Azriel levanto su mano hacia el cielo y su espada surgió de su brazo.
La pelea era inminente...
La criatura abrió en una mueca espectral su enorme boca, y una enorme bola de fuego se comenzó a fraguar en su interior.
De repente, los ojos de la criatura se abrieron de forma desorbitada. La gran bola de fuego que se avecinaba, comenzó a bajar su volumen hasta que desapareció.
Erik había aparecido de repente tras el caballero...
El dragón intento cargar contra Erik, pero el caballero le cubrió con su cuerpo, mientras invocaba un hechizo de protección. Erik cogió la ballesta que el caballero había usado contra el Titán, pero el dragón se defendía bien, intentaba volcar la balsa, ya que sin ella, estarían a su merced. De repente el dragón desapareció bajo las aguas para tirar el bote desde abajo.
-¡Azriel! Sujeta fuerte a Erik y Susan - grito a no más poder - ¿Recuerdas que no se pueden teletransportar a más d 3 personas? Si este bicho nos tira, recita este conjuro - le dijo dándole un papel - y os sacara de aquí
-¿Y tú que harás?
-Ya se me ocurrirá algo. Pero sobre todo, ¡no les sueltes!
Azriel cogió con ambas manos a Susan y Erik, y abrió el pergamino.
El caballero oscuro mientras comenzó a invocar un conjuro, sus ojos escupían fuego.
Empezó con un susurro, y las palabras arcanas que brotaban de sus labios iban subiendo el tono de voz, hasta que la última se fundió en un gran grito.
De las manos del caballero surgió una bola azulada que se iba elevando hacia el cielo... conforme iba subiendo, iba creciendo en tamaño. Con un movimiento enérgico de sus brazos, dirigió la bola hacia la criatura dándole de lleno.
Sobre el dragón cayo una terrible descarga eléctrica dejándolo algo atontado, pero no lo suficiente.
De repente Erik se soltó de los brazos de Azriel y dirigió su mirada hacia el dragón. Este desvió su vista del caballero dirigiéndola hacia Erik. Erik llevo su dedo hacia sus labios, y la criatura ante tal gesto quedo sorprendida...
Ante el asombro de Azriel y el caballero, la criatura se introdujo dentro de las aguas, y el remolino que circulaba su contorno fue desapareciendo poco a poco...
Nadie decía nada. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Un silencio estremecedor había invadido todo. El primero en romper ese silencio fue el caballero oscuro.
- Al final, sois vosotros los que nos tenéis que proteger - bromeó - Por eso, en contra de nuestra razón, nuestro instinto decía que no os debíamos abandonar ¿cierto Azriel?
Aun así y todo tardaron mucho en reaccionar. Nadie parecía atreverse a preguntar como Erik había conseguido espantar al dragón. El caballero era el único que no parecía inmutarse, tomo los remos, y siguió hablando.
- He oído leyendas acerca de gente que puede entenderse con los monstruos estos, que conocen su idioma. Nosotros, torpes humanos, reaccionamos instintivamente, queriendo eliminar a la criatura. Seguramente solo quiso defender su territorio. ¿Tú que opinas, Erik?
- Yo creo que solo hay que entenderlas. Es como cuando entra alguien a tu terreno... intentas defender tu territorio... yo lo veo igual.
- Esta bastante claro, y lo acabas de demostrar- dijo el caballero mirando a Azriel de reojo
Esta aun no había salido de su asombro... no podía parar de mirar a Erik.
- Realmente, este va a ser un viaje interesante- dijo Azriel.- Tengo un millón de preguntas que hacer, pero creo que si las formulo, se perderá el encanto.
- Estoy completamente de acuerdo, así será mas divertido-
Erik mostró una gran sonrisa de complicidad - yo también estoy de acuerdo-
Los acontecimientos que iban surgiendo eran sorprendentes, realmente los dos escondían algo realmente misterioso, pero por alguna extraña razón, ni Azriel ni el caballero desconfiaban de ellos... simplemente se dejaban llevar, se fiaban de su instinto. El caballero oscuro estaba acostumbrado a que hay ciertas cosas que no se podían ver con los ojos, solo con el corazón. La noche caía, el sueño se iba apoderando de ellos.
-Será mejor que nos turnemos, hagamos 2 turnos de sueño - dijo el caballero - mientras unos duermen los otos dos reman y luego al revés. No solo por que ganaremos tiempo, además evitaremos ir a la deriva. ¿Quiénes dormirán ahora?
- Yo no tengo sueño, puedo hacer la guardia primero- dijo Erik.
- Yo puedo hacer la guardia con él, yo tampoco estoy cansada- contesto Susan.
- Bien- dijo el caballero. -pues entonces lo haremos así, primero vosotros, y después iremos nosotros-
Mientras los otros dos se disponían a dormir, Susan y Erik se sentaron a los remos.
- La noche parece tranquila, espero que todo vaya bien- dijo Erik.
Ambos mantuvieron una animada conversación mientras hacían su vigilancia.
Erik comenzó a recordar viejos tiempos e hizo sonreír a Susan de esa manera que a él tan loco le volvía.
De repente la sonrisa de Susan se enturbio. Su faz se quedo seria, con la mirada perdida en el infinito...
- Susan, ¿que ocurre?-
- Mi padre empeora... -
No quiero perderlo. No así. Erik, ¿y si no llegamos a tiempo? ¿Y si fracasamos? Dios mío, no quiero ni siquiera imaginar...
Susan no dijo nada más, se echo a llorar en brazos de su amado. Erik soltó los remos. No importaba nada, ni el frío, ni el rumbo, ni el tiempo, ni el mar, ni la muerte, ni el peligro...
Susan necesitaba consuelo, le necesitaba a él. No sabía que decir, no sabia expresar como su corazón sufría por su amada, quería llegar a su corazón, pero en ese momento se sentía torpe, confuso, perdido...
- Ya verás Susan como sí. Además, ahora ni siquiera estamos solos, tenemos ayuda. Conseguiremos salir de esta, a tu padre le queda mucho aún por vivir...
Mientras Erik tenia en sus brazos a su amada, frente a ellos apareció un pequeño islote. Ambos se pusieron en pie y, apoyados en la barandilla de la embarcación se quedaron observándolo.
- No recuerdo que en el mapa apareciese ningún islote por este sitio... - dijo Erik algo preocupado
- ¡Mira! - dijo Susan sobresaltada señalando hacia el trozo de terreno flotante.
La luz de la luna bañaba las aguas y la naturaleza que se posaba sobre él.
No muy profundo, se podía vislumbrar un árbol que ambos conocían.
- Es igual que el que nos encontramos en aquel pueblo ruinoso, ¿lo recuerdas? - dijo Susan.
Las ramas del árbol desprendían un brillo mágico.
Sus hojas brillaban incluso mas que el que habían visto con anterioridad. El aire susurraba unos cánticos muy agradables a sus oídos. De repente, las hojas del árbol comenzaron a moverse, se desprendían de las ramas. Volaban gracilmente.
La suave luz que desprendían se desplegó a lo largo de la orilla, y, Erik puso ver como uno de esos destellos se acercaba a ellos.
Cuando estaba a su altura, se quedaron sorprendidos.
Era una criatura femenina minúscula, con el cuerpo cubierto por pequeñas hojas y florecillas. Su cabello era corto, y tenia unas pequeñas orejas puntiagudas...
Jamás habían visto criatura semejante. No sabían que era, si era peligrosa o no, pero parecía tenerles hipnotizados. Ella les miraba, curiosa, a la vez que se agazapaba tras el árbol.
Algo les atraía hacia allá. La extraña criatura se escondió más, al ver como se acercaban. Parecía miedosa, pero no les quitaba ojo d encima con esa penetrante mirada suya... Al acercarse tanto al islote, la barca se tambaleo, despertando a los otros dos ocupantes. Instintivamente el caballero oscuro cogió el remo para cambiar de rumbo
-Tened cuidado, no vayamos a encallar
-¿Qué criatura era esa? ¿Qué es lo que acabamos de ver? - pregunto Susan
- Son hadas de la luz. Moran en los árboles como el que acabáis de ver. Son criaturas benévolas, y estar con ellas crea una situación de suma tranquilidad. La calma y el sosiego están asegurados cuando hay alguna cerca. Sus cantos te llevan a un estado tal, que todas tus preocupaciones se difuminan, y solo queda gozo en tu alma. Precisamente eso es lo malo, no son malas criaturas, pero serias capaz de pasar diez lustros con ellas, y no te enterarías.- Dijo el caballero mientras tomaba el rumbo de nuevo.
Susan quedó mirando el islote, y ante su sorpresa, desapareció delante de sus ojos.
- Id a descansar, es nuestro turno- dijo Azriel desperezándose.
Ambos se metieron bajo sus mantas y en pocos segundos el sueño los venció.
- Debemos remar un poco más rápido de lo habitual Azriel, este descuido nos ha desviado un poco de nuestro rumbo y vamos mal de tiempo. Mientras ambos hacían la guardia, vi que la mujer tenia una especie de premonición, y escuche como decía que su padre empeoraba-
La cara de Azriel cambio por completo. Su faz se quedó completamente seria y sus ojos se perdieron en la nada.
Su memoria volvió a volar hacia aquel tiempo que quería olvidar por completo.
Tras salir de ese pequeño trance, se puso a remar enérgicamente.
Remaban silenciosamente. Azriel conocía demasiado a su compañero como para no notar su preocupación
-¿En que piensas?
-En que parece que siempre hemos de ir contrarreloj. Siempre con prisas, siempre el tiempo juega contra nosotros... pero más que nada pienso en ellos... no lo aparentan, pero tiene un gran poder... no el poder que otros ansían, sino otra fuerza que emana de sus corazones, de sus almas... no me sorprendería que nos sorprendiesen...
-¿Cuando crees que llegaremos a tierra?
-Mañana por la noche, como muy pronto... pero este viaje es muy largo, demasiado... me da miedo no llegar a tiempo...
-Algo me dice que si llegaremos a tiempo. Es un camino que ya conocemos, y ahora, como ya dijimos en su día contamos con mas experiencia-
-Si, mas experiencia tenemos, pero me preocupa que las criaturas aquellas también habrán crecido, y junto a ellas su experiencia- dijo el caballero con la misma cara de preocupación.
-vamos, no flaqueemos ahora, no podemos permitir que nuestras preocupaciones se interpongan a nuestro destino-
Ambos siguieron remando hasta el amanecer.
Cuando las primeras luces del alba golpearon la embarcación Erik y Susan tomaron los remos mientras Azriel y el caballero descansaban.
El siguiente día de camino se sucedió sin acontecimientos importantes.
Al caer la noche, frente a ellos, a lo lejos, pudieron ver un trozo de terreno espectacular. Era inmenso.
El caballero soltó los remos y dijo: - Señoras, caballero.. Nuestro camino al parecer llega a su fin... os presento Korah Kirk...

viernes, 24 de septiembre de 2010

Torre Valeria

Bajo los ropajes del caballero oscuro se escondía un no muy fornido pero fibroso cuerpo. Su mirada era penetrante, y en la pupila de sus ojos resplandecía una llama roja que, tras el ataque, se torno a destello azul.
Un atisbo de locura se reflejo en la sonrisa del personaje.
- Que grata sorpresa volver a verte por aquí- dijo el caballero oscuro con voz socarrona.
- ¿A que debemos el honor de su visita, Señorita Azriel?- Pregunto mientras miraba con curiosidad a Susan y Erik
-Acompaño a estos jóvenes, van en busca del ESNA.
Un destello de preocupación cruzó su cara una milésima de segundo, pero solo Azriel lo percibió.
-Bueno, será mejor salir de aquí - dijo el caballero oscuro - al otro lado podrán descansar en el campamento. Está bien, tenemos cocina, biblioteca, plaza, pozos, fuentes, armería... y por supuesto habitaciones. Os ayudare a planificar el resto del viaje, si puedo. Vamos, no creo que ese Titán tarde mucho en descongelarse, he de mejorar mi magia...
El caballero se quedó delante de los tres personajes, entorno sus ojos, extendió los brazos y susurro algo. Susan, Erik y Azriel sintieron como una suave brisa les subía desde las piernas hacia arriba. Al comenzar a andar, Susan se percato de que sus botas, al igual que las de los demás, no hacían ningún ruido.
Un poco mas alante, el caballero se detuvo, miro a su alrededor y con sumo cuidado poso su mano en una de los ladrillos de la construcción. El muro que tenían delante comenzó a evaporarse.
- Seguidme, conozco un atajo- dijo mientras guiñaba un ojo a Azriel.
El caballero oscuro se conocía la torre como la palma de su mano. Sin tener ningún altercado, llegaron al campamento.
- En aquella cabaña, podréis descansar placidamente. Una vez os hayáis acomodado, podéis ir a Miriadoc. Esta en aquella dirección. Es una mala construcción con un par de fogones. Daniel es una cocinera estupenda. Os llenara el buche con deliciosos manjares. Eso si... no pongáis faltas al lugar. Para ella es una posada. Y ella es su posadera- Dijo el caballero al matrimonio.
-Azriel, sígueme, te enseñare tu cabaña, y así hablaremos por el camino... Haces un gran trabajo, Azriel, les has defendido bien, ¿cómo los hallaste?
-Simplemente instinto. Percibí que eran buena gente, necesitada de ayuda. Además, pocos saben donde hallar ESNA, suerte que hay en el país de Willendorm. Solo he de guiarles bien y...
-Precisamente de eso te quería hablar. Hará un par de semanas que esa región sufrió un gran terremoto. No ha quedado piedra sobre piedra, y claro, ni rastro de ESNA allí...
Los ojos de Azriel se abrieron de par en par.
- ¿Me estas diciendo que todo el viaje ha sido en vano? Esta gente necesita el Esna, una vida depende de esta planta. Han puesto todas sus esperanzas en mi... y yo los estoy llevando a la nada...
- Bueno, quizás no lo tengas todo perdido... sé de una región en la que es posible que aun quede algo. Pero ese viaje es muy peligroso. Incluso seria peligroso para mí...
- Haré lo que sea por encontrar esa planta.
- Azriel, sé consecuente. Se trata de una región que ambos conocemos muy bien. Salimos de allí con vida, y reconoce, que fue por pura suerte. Aquella aventura casi nos mata.
Azriel sonrió al caballero. - tu y yo hacemos buen equipo, podríamos embarcarnos en esta misión los dos. Además, aquella vez éramos muy jóvenes, y no gozábamos de la experiencia que tenemos ahora.
El caballero mostró un gesto serio. Delante de Azriel, parecía tener una sobriedad inmensa, Su capa ondeaba al viento.
- ¿Que esta pasando por tu cabeza Azriel?, ¿Por que tienes tanto empeño en seguir alante con esto?...
No lo sé, es como una extraña fuerza me obligase a ello. Algo más fuerte que yo m dice que hemos de ayudarle. Aunque sea yo solo...
-Azriel, no te voy a abandonar, solo me sorprende tu maravillosa madurez. Buffffff debo estar loco, pero lo haremos juntos. Miremos en la ciudad, cojamos un mapa, y veamos que ruta seguir. Si, yo también percibo algo en ellos. No sé que es, pero juraría que son especiales. Pero pasemos la noche allí, y mañana veremos que ruta seguir, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. Sabia que me ayudarías. Descansar nos vendrá bien. Ha sido un viaje largo y nos vendrá a todos bien recuperar fuerzas. Nos espera una jornada dura.
- Azriel... Es un viaje con demasiados peligros. Ellos no pueden venir con nosotros. Son campesinos, y no durarían vivos ni dos días. Si nos acompañan, serán un peso para nosotros, tendremos que cuidar nuestras vidas y las de ellos. Es mejor que se queden en la aldea-
- Yo opino lo mismo. Pero ellos son muy persistentes, no aceptaran no acompañarnos.-
El caballero volvió a dejar asomar su sonrisa caótica. - No es la primera vez que partimos a las luces del alba, sin que nadie se dé cuenta. Una simple nota nos bastara. No te preocupes, déjalo todo en mis manos. Daré órdenes a mis hombres de que Pase lo que pase, no deben abandonar el campamento.-
Azriel asintió y ambos se dirigieron de nuevo a la ciudad.
Tras la cena, y cuando todos fueron a dormir, Azriel y el caballero oscuro se fueron en busca del mapa. Después, se abastecieron de todo lo que les podría hacer falta para el camino.
- Antes de dormir, estudiare un par de conjuros que puede que nos hagan falta. Cuando las luces del alba aparezcan, debemos estar en el portón trasero. Descansa, dulce Azriel, te hará falta.-
Azriel, haciendo una reverencia a su amigo, dijo con tono de humor: - Que descanse usted, valeroso caballero.
Cada uno se dirigió a su cabaña...
Mientras el caballero oscuro estudiaba unos cuantos libros de magia a la luz del fuego, no podía dejar de pensar en las extrañas circunstancias del momento. Como habían luchado Erik y Susan para llegar hasta allí. ¿Realmente debían dejarles? Sabia que si, pues les retrasarían y seria un riesgo demasiado grande. Pero no estaba tranquilo, al igual que Azriel, percibía algo en la pareja. Pero no sabia qué, y eso le tenia intranquilo. Apenas lograba concentrarse en el estudio. ¿Qué era lo que tenían esos jóvenes? ¿Qué fuerza extraña jugaba por medio? Algo le decía que no debía fiarse de su razón, que debía llevarles
El reflejo del fuego bailaba en su cara. El calor lo adormilaba. De repente, tras la cortina de su cabaña, el caballero vio una silueta. Estaba plantada tras la puerta, inmóvil.
De un respingo, salto de la cama. Sus ojos se volvieron a poner rojizos, y de un solo manotazo, aparto la cortina.
Tras ella, se encontraba Erik.
- Me has asustado. ¿Que haces aquí?-
La luz del fuego ahora se reflejaba sobre la cara de Erik, haciendo de su faz casi una caricatura terrorífica.
- No podéis abandonarnos aquí. Debemos hacer el viaje junto-
- ¿qué?... querido amigo, ha de saber usted que espiar es de muy mala educación... -
- Ahí llevas razón, querido caballero. En mi familia nos enseñaron desde muy chicos conductas de buena educación. Por eso no espiamos a nadie.
- ¿De donde has sacado entonces ese dato?-
- Mañana, cuando despunte el alba, nos veremos en el portón trasero... Buenas noches.-
las palabras de Erik parecían rudas, pero en cambio su cara mostraba una serenidad extrema.
- ¿Que esta pasando aquí? No logro entender nada... - pensó el caballero
De repente, otra silueta se mostró delante de la cortina... El caballero la apartó cuidadosamente... y tras ella se encontró a Azriel. Su cara estaba pálida.
- ¿Azriel?... ¿que ocurre?-
- Erik ha estado en mi cabaña y... -
El caballero oscuro soltó un leve suspiro. Casi podía adivinar la respuesta. Al fin y al cabo, conocía a Azriel como a si mismo.
-Tú también lo sientes, ¿no es cierto?
Susan y Erik seguían enfadados, pero no sabían lo que decían ni podían seguir su conversación. Azriel simplemente contesto con un movimiento de cabeza afirmativo.
-Es una locura ir todos. Por suerte para vosotros, ambos lo seamos, al menos yo - es dijo sonriendo - ¿Estáis seguros de que queréis venir? Ni siquiera nosotros, con toda nuestra experiencia, tenemos claro sobrevivir.
Erik miro al caballero y, con voz suave dijo: -es mejor que nos vayamos a dormir ya. Mañana tendremos que partir temprano y esta conversación se esta alargando demasiado.-
Susan asintió con una sonrisa y ambos, en silencio, abandonaron la cabaña.
Azriel y el caballero se quedaron perplejos.
- Estos dos son una caja de sorpresas. Realmente estoy ansioso de empezar mañana nuestro viaje.-
Azriel aun no salía de su asombro. Miro a su compañero y, en silencio, salio también de la cabaña.
Se quedo pensativa.- ¿que esta pasando aquí? Está claro que ellos no son lo que esperábamos. Pero... si no son realmente quienes creíamos... ¿por que aun tengo esta sensación de confianza?...-
El aire silabeaba las palabras de un arcano hechizo. El sonido procedía de la cabaña del caballero. No era la primera vez que Azriel lo escuchaba.
-En fin... a partir de mañana los acontecimientos nos desvelaran estos secretos. Sigue memorizando amigo, siempre aciertas con exactitud a la hora de escoger tu magia - susurro en un tono de voz apenas audible...
La noche llego a su fin. Con las primeras luces del alba, Erik y Susan despertaron. Se sorprendieron al ver a Azriel despierta ya, buscaron con la mirada al caballero oscuro.
-No tardará en volver dijo Azriel – le gusta pensar antes de hacer un viaje largo. Los tres desayunaron tranquilamente. Al poco apareció el caballero oscuro.
Nuestro próximo destino debería ser el puerto de Korah Kirk – dijo como si nada –
debemos decidir si ir en barco o a pie.
-¿No podríamos usar alguna magia para viajar? – Pregunto Erik
-Ni siquiera el más poderoso de los magos puede teletransportar a más de tres personas a la vez – respondió –A pie el viaje es más lento, unos 10 o 12 días, pero más seguro. El punto más complicado es este – dijo señalando el mapa – la tierra de las amazonas. Por mar tardaríamos menos de 5 días, pero están los riesgos de naufragios. Bien, vosotros dos sois los principales interesados, debéis decidir por donde ir.
Erik, tras un no muy prolongado silencio dijo: - Bien, necesitamos la mayor premura. La única solución que veo es confiar en los dioses y usar los botes.-
Susan asintió dando la razón a su marido.
- Bien... entonces... Azriel, ve al embarcadero y di al viejo Bob que nos dé el mejor bote que tenga. Dile que vas de mi parte, así no te pondrá ningún impedimento. Susan, Erik, seguidme, necesitareis algo de protección-
- Poseemos las armas que nos dio Azriel- dijo Erik mostrándoselas al caballero.
- Veo que vuestra protectora hizo bien su trabajo. Os dio armas poderosas, pero un arma sin una cota de mallas... deja que desear. Seguidme, no tardaremos.-
Erik miro sonriendo al caballero. Se desabrocho los tres botones de su jubón y dejo mostrar una brillante cota de mallas. Susan hizo lo mismo.
El caballero les miro perplejo.
- Empiezan las sorpresas, tal y como esperaba. Pues bien, partamos pues-
los tres se dirigieron al embarcadero y allí se reunieron con Azriel.
El viejo Bob les había proporcionado un bote estupendo.
Los cuatro embarcaron en el bote.
- Esto va a ser mas interesante de lo que nos imaginábamos- dijo el caballero bajo una sonrisa que denotaba algo de humor sarcástico...
-¿No habría manera con tu magia de que controlar el viento o el agua para asegurarnos un buen viaje? - preguntó Erik
-No - aseguró el caballero oscuro - antes, cualquiera podía manejar cualquier magia elemental: tierra, aire, fuego y agua. Incluso con un poco de estudio otra clase de magias. Pero ahora solo los magos dominan lo suficiente... Bueno, eso al menos entre los humanos, el resto de criaturas ya no se. Embarcaron todos en el bote, pero antes de partir, el caballero bajo del bote - Ahora vuelvo - dijo
-¿Adonde vas? - preguntó Azriel
-Quiero mandarle un mensaje a un viejo amigo. Si puede esperarnos en Korah Kirk, será un refuerzo importante...


jueves, 23 de septiembre de 2010

Aparición

El camino era estrechísimo, entre eso, y la abundante maleza, avanzaban muy lentamente... Erik usaba su espada de mandoble para cortar arbustos, pero aun así, no parecía solucionar gran cosa... aun no habían llegado a la frontera, el viaje se hacia cada vez más y más largo, no veían la hora de llegar por fin a su destino
Erik y Susan continuaron su camino. Erik llevaba la espada de dos manos, y Susan la daga que les había entregado aquella extraña joven... ¿Qué sabían realmente de ella? Nada, sólo que por alguna razón les protegía, era su ángel particular. Antes de lo esperado llegaron al camino que la extraña les indicó...

El primero en entrar fue Erik. El camino estaba recubierto por una maleza tan sumamente espesa, que cuando el se introdujo, Susan no pudo verle.
-Fantástico- pensó Susan - De esta manera nadie podrá vernos y avanzaremos rápidamente hacia nuestro destino-
Mientras ella se introdujo en el camino, la extraña joven vigilaba los alrededores.
El camino era estrechísimo, entre eso, y la abundante maleza, avanzaban muy lentamente... Erik usaba su espada de mandoble para cortar arbustos, pero aun así, no parecía solucionar gran cosa... aun no habían llegado a la frontera, el viaje se hacia cada vez más y más largo, no veían la hora de llegar por fin a su destino...

Los brazos de Erik estaban cansados. Aunque estaba acostumbrado al trabajo de campo y su constitución era bastante fuerte, se sentía algo exhausto.
- Mejor deberíamos descansar. Es conveniente guardar fuerzas. Este camino es seguro, pero no sabemos lo que nos podemos encontrar a la salida- Dijo la joven encapuchada mirando con serenidad al fornido nuevo guerrero.
Los tres se sentaron en uno de los recodos y dejaron pasar un corto espacio de tiempo a fin de recuperar un poco el aliento.
- No queda mucho... a un par de recodos encontraremos la salida. Bebed un poco y descansemos- Dijo mientras sacaba un odre de debajo de su túnica.
- Esto es "Aquamelus". Los magos de mi poblado recogen las aguas de un manantial cercano a la aldea donde estamos asentados. Hierven miel y cuando queda liquida la vierten en el odre junto con el agua. Un solo trago, hace que tus fuerzas se regeneren al igual que si hubieses pasado una noche entera durmiendo...
El contenido del odre era muy dulce, y la verdad es que si les dio fuerzas... siguieron avanzando a través del camino hasta que al fin llegaron al final de él. A lo lejos una torre se alzaba, cercana a un bosque, al final de un camino que lo rodeaba.
-Es mejor seguir el camino y rodear el bosque, es muy peligroso. Esa de allí es la Torre Valeria, hogar del caballero oscuro. Pasaremos la noche allí

La maleza era menos densa, lo cual les sirvió de ayuda para avanzar algo más rápido.
Cuando el sol alcanzaba el ocaso vislumbraron la entrada de la torre.
Ensimismados, Erik y Susan miraron la sobriedad de la construcción. Mientras, la joven no paraba de mirar a los alrededores.
- Algo me dice que sois demasiado confiados-
Erik la miro con seriedad. -¿por que dices eso?-
- Os detenéis a mirar los alrededores como si estuvieseis al lado de vuestra aldea, y confiáis en todo-
-Durante todo el trayecto hemos sido lo más cautelosos que hemos podido- Dijo Susan algo malhumorada.
-Decidme, ¿cuanto llevamos de camino compartido? En todo este tiempo no habéis hecho ni una sola pregunta. No sabéis quien soy, ni tan siquiera os habéis preocupado en preguntar mi nombre. No sabéis nada de mí y en mi habéis depositado toda vuestra confianza -...
Es cierto - dijo Erik - hemos depositado nuestra confianza en ti sin conocerte si quiera. Pero tú nos salvaste dos veces ya sin conocernos también, ¿A que vienen esos reproches?
- Viene a que a partir de esta torre apenas tendréis amigos. Defenderos en todo momento, esa es la norma Si seguís así de confiados, no sobreviviréis. Si bajáis un segundo la guardia, estaréis perdidos.
- ¿Por qué nos dices eso? ¿Qué nos espera en la torre? ¿Y más allá? ¿Por qué te preocupas por nosotros?


- Hay leyendas que cuentan que hay muy poca gente que haya salido con vida o cuerdos de ella. Dentro de esta gran fortaleza hay pasadizos que te llevan a corredizos laberínticos... hay criaturas sobrenaturales de extremo poder que con un solo movimiento de un dedo te pueden cambiar de plano... -
Erik miro desmoralizado a la muchacha. -Jamás saldremos con vida de aquí. Estamos perdidos.-
La joven mostró una mueca de humor en su sonrisa -No necesariamente. Solo hay que elegir el camino adecuado-
La faz de la muchacha tornó a una sobria seriedad. -Susan, Erik, prosigamos nuestro camino, no hay tiempo que perder-
Susan abrió los ojos de par en par... -pero... ¿Cómo sabes nuestros nombres?-
La mueca de humor volvió a la cara de la muchacha -están bordados en vuestras mantas - dijo guiñándole un ojo...
-De todas maneras, puede que tengamos la ayuda del caballero oscuro para atravesarlo. Cuanto más avancemos, más peligroso es el camino, y casi nadie quedará para ayudarnos. ¿Qué es tan importante para qué arriesguéis vuestras vidas?
-Hemos de encontrar una medicina para mi padre - dijo Susan - Se muere...
-¿Qué medicina es?
Erik Dijo - Se llama ESNA
-¿Esna?... la conozco.-
Los ojos de la muchacha quedaron fijos en la nada. Parece que su recuerdo echo a volar al escuchar el nombre de la planta. El gesto triste de su cara dejó entrever una sonrisa amarga.
De repente volvió en sí.
-Sigamos, no hay tiempo que perder-
La joven cubrió su cabeza de nuevo con el azul sedoso de su manto, y Erik y Susan hicieron lo mismo con las capuchas de sus jubones.
Se adentraron en la torre de uno en uno, desapareciendo en la oscuridad de sus fauces...
Los pasillos eran estrechos, había murciélagos que revoloteaban alrededor. A pesar de lo penoso, estrecho, oscuro y laberíntico del camino, la mujer de capa azul, parecía conocerlo bien. A golpe de espada, ahuyentaban a las criaturas que aparecían: serpientes bicéfalas, bestias medio lobas... de repente, bien avanzado en el camino la tierra tembló tan fuertemente que dejo a los 3 tendidos, inconscientes. Una criatura enorme, una especie de coloso malformado, apareció tras el temblor, la cual avanzaba pesadamente hacia ellos.

Pero, antes de que pudiese llegar, una flecha le hirió en la espalda. Se giro, y otra le alcanzo en el brazo. Intentó invocar otro temblor de tierra, pues dominaba las magias de tierra, pero quedó convertido en hielo por una magia más poderosa.
La mujer del manto azul despertó, y lo primero que vio fue al autor de semejante hechizo:
-Caballero oscuro, siempre llegas a tiempo...