martes, 28 de septiembre de 2010

Un viejo conocido

En el fin de los dominios del Espíritu, se veía una violenta discusión, dos ejércitos estaban representados, las criaturas que Vernon decía y una especie de hombres vampiro. Una especie de minotauro espantoso armado hasta los dientes discutía con la que parecía ser la vampiresa jefa
- Así son los negocios de la guerra, milady. Ya no os necesitamos. Toda esta tierra es nuestra, y os superamos en fuerza y numero. Ya no nos hacéis falta
- Os arrepentiréis de esto. A nosotros no se nos traiciona. Juntos hemos doblegado estas tierras, sin nosotros no valéis nada.
- DEJADLO YA - dijo un tercero.
Todos se giraron, apareció el único humano de todo el ejército. Llevaba aires de general, el Caballero le reconoció sin dudarlo y susurro:
-¡¡¡CECIL!!!
- Tus hombres nos han traicionado- dijo la vampiresa Cecil.
- En la guerra, las traiciones son un golpe bajo permitido, mi señora- dijo mostrando maldad en su sonrisa.
- Recuerda que la venganza es otro de los golpes permitidos. Si no hubiese sido por nosotros no habríais conseguido nada de lo que ahora tenéis.-
- En eso llevas razón, nos has sido de gran ayuda, tus hombres han sido un buen cebo en la batalla-
Ante tal ofensa, la vampiresa saco sus armas. Sus hombres y ella se pusieron en formación de combate.
Sin mover ni un solo dedo, Cecil se echo a reír a carcajadas.
- Mira tu numero de hombres, y mira el mío, compara nuestros poderes... ¿crees que tienes alguna esperanza de victoria, cariño?
- Esto no quedara así. Muy pronto tendrás noticias nuestras.
La vampiresa y lo que quedaba de su ejercito se dieron la vuelta y desaparecieron del lugar.
- Estos nos van a dar problemas- dijo la criatura horrible a Cecil.
- No digas tonterías. Sabes perfectamente que nuestro poder y nuestra inteligencia los supera con creces. Esos bastardos solo sirven para pelear, nosotros hacemos guerra.
 
Cecil reunió al pelotón y el se quedo justo en medio.
Quiero que al menos quince de vosotros se queden haciendo guardia en este punto. No quiero que ninguna criatura franquee este camino y quede viva. Los demás, seguidme. Aun nos queda mucho terreno por conquistar. Estas tierras serán nuestras.
El caballero oscuro seguía agazapado entre la maleza, y justo detrás de él, estaban los demás compañeros.
- Sigue siendo el mismo carroñero que era. El tiempo no ha cambiado ni un ápice de su maldad.
Cecil y la inmensa mayoría de su ejército siguieron el camino a Rangkok, los 5 se reunieron a deliberar.
- Bueno, ¿Qué hacemos? ¿Cargamos?
- No, son demasiados - dijo Azriel
- Quizás fuese mejor usar tu magia, ¿no? - pregunto Vernon al caballero
- No sé, pensaba en un hechizo la mar de curioso, pero la presencia de Cecil aquí...
No terminó de hablar cuando de la nada surgieron decenas de criaturas que volaron a su alrededor, derribando a Erik y a Azriel, dejándoles sin sentido. Vernon, más rápido que nadie desenvaino su espada y cogió la de Azriel mientras que esas criaturas, los mismos vampiros a los que se había encarado Cecil, rodeaban al Caballero y a Vernon... eran demasiados, solo esperaban la orden de su jefa para cargar.
- Soltadlos - la voz de Susan se oyó, nadie se había fijado en ella, empuñaba la daga que en su día le dio Azriel. Una luz verde la envolvía. El caballero reconoció en la luz el hechizo que el Espíritu del Bosque les había revelado poco antes...
La jefa de los vampiros surgió de entre las copas de los árboles.
Inútiles humanos, siempre tendéis que sobrevalorar vuestro poder, aun teniendo el mayor de los peligros ante vuestros ojos. ¡ATACAD!
La tropa de vampiros cargo hacia el grupo.
Erik se encaro a ellos y Vernon intento llevar la pelea lo más lejos posible de los cuerpos inconscientes de sus compañeros.
De repente, un torrente de energía giro alrededor de Susan como si de un remolino terrible se tratase.
Con un enérgico movimiento de sus brazos dirigido hacia las criaturas, parecía que algo realmente poderoso los golpeaba en el aire.
En grupos iban cayendo al suelo.
De repente, Susan dirigió su mirada hacia la reina de los vampiros.
Con una mano, hizo el gesto de cogerla por el cuello.
En el aire, la vampiresa se retorcía e iba bajando poco a poco hacia el suelo. Cuando sus pies tocaron tierra, Susan aflojo la tensión de su brazo. La vampiresa cayó al suelo.
Vernon acudió corriendo hacia el sitio donde había caído, y con una cuerda que llevaba encima, la amarro de manos y piernas.
Susan cayó al suelo exhausta. Tal magnitud de poder había acabado con gran parte de sus fuerzas.
Erik se acerco al caballero y a Azriel, los cuales estaban empezando a recobrar el sentido.
- Gracias a Dios, que Susan supo emplear a tiempo el pergamino- Dijo Erik.
- Si - dijo Vernon con algo de desconfianza mientras aun conservaba en su poder los 5 pergaminos...
Vernon intento despertar a su amigo mientras que Azriel trataba de ayudar a la exhausta Susan.
- No sabia que el hechizo del Espíritu del Bosque fuese tan poderoso.-dijo Azriel
- Hay muchas cosas que no sabemos.
Pero, en otra punta del bosque, en un camino, un horripilante ejército se detenía.
- ¿Por qué nos detenemos? Pregunto un espantoso comandante con pinta de Cíclope gigante
- Algo marcha mal - dijo Cecil
- ¿Qué va mal? - pregunto un enfurecido golem
- No lo sé, percibo algo, algo me dice que debemos volver... media vuelta
El caballero oscuro se asomo entre la maleza.
El grupo de quince que se había quedado haciendo guardia se acercaba a ellos estrepitosamente.
- Rápido, poned a Susan a salvo. Esconded a la vampiresa y poneos en posición de ataque, nos han descubierto.
Azriel escondió como pudo a los dos personajes y de un salto subió a las ramas de uno de los árboles.
Los quince se dividieron y comenzaron a invadir el territorio donde se encontraban ellos.
Dos de ellos se aproximaron por la zona donde se encontraba Azriel. Esta ya se encontraba con su espada sobrenatural desenvainada lista para el ataque.
Antes de que se diesen cuenta salto sobre ellos, sesgándole a uno la cabeza y atravesando al otro desde un hombro hasta la mitad del pecho, realizando todos los movimientos antes de caer al suelo.
Con suma rapidez escondió los cuerpos y saltando de rama en rama se dispuso a buscar a una nueva victima.
Erik estaba enzarzado en la lucha con dos de ellos. Se defendía muy bien para ser un simple campesino.
Desde su rama, Azriel bajo para ayudarle, pero antes de caer al suelo recibió un ataque por la espalda, el cual la hizo revolverse y devolver el ataque con gran furia.
Al darse la vuelta vio que su atacante estaba parado frente a ella... de su pecho salía la punta de una reluciente espada. Al caer, se encontró a Susan.
En la otra esquina, el caballero estaba recitando uno de sus conjuros...
El caballero chillo a Vernon
-¡Protegeos con el hechizo que nos dio el Espíritu del Bosque, no sea que mi hechizo os afecte!
Vernon, Erik, Susan, y Azriel lo hicieron así, cuando oyeron al caballero recitar una palabras incomprensibles.
-Theimy Wantre Sergo Urbelam Petrico Use
Atónitos, veían como las criaturas empezaban a convertirse en piedra.
Se iban quedando paralizadas
-Ruque Seimus Tomanha Secriyu Kumeney - seguía recitando el caballero. Más cuando parecía que el conjuro de petrificación iba a acabar bien, las criaturas volvieron a su estado normal.
-Has mejorado mucho tu magia - el caballero no necesito mirar para ver quien había intervenido, anulando su magia.
Era la voz de Cecil.

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